Hoy de mañana antes de salir al trabajo, me instalé frente a mis perfumes ( mi placer culpable), y aunque siempre prefiero alguno dulce de Carolina Herrera, opté por uno bastante hippie con olor a canela de Lancome que se llama Benghal. Apenas sentí ese olor a flores e incienso impregnado a mi cuerpo, empecé a evocar otra época y otras sensaciones, y me sentí transportada al mes de Julio en que recuerdo haber estado por última vez enamorada. Confieso que pese a lo complejo de ese mes, me sentí gratamente nostálgica.
Todo esto me hizo reflexionar de lo importante que es para mi memoria emotiva y mi vida en general los olores. Sin ir más lejos, este fin de semana me sorprendí en el abrazo de un amigo al que no veía hace años, y en su olor me sentí de inmediato como en casa.
También recuerdo que hace poco me visitó un tío, sobrino de mi abuelo, y de pronto mágicamente sentí toda mi oficina impregnada del olor aquel familiar de mi abuelito muerto hace ya una década.
Porsupuesto que yo que cargo todo el día con mis olores no alcanzo a percibirlos, pero siempre recuerdo al jovén aquel que me decía que cada vez que echaba glade potpourri en su departamento, sentía la necesidad imperiosa de llamarme por teléfono porque su casa quedaba toda impregnada de mi perfume. Entonces pienso que debo tener un olor como de potpourri de flores tal vez.
A veces cuando voy por la calle percibo olores de perfumes masculinos, e inmediatamente me evocan el pefume de alguno que otro varon que ha pasado por mi vida. Y debo confesar además. lo mucho que me gustaba hundirme en el cuello del "último hombre que amé "( buen título para una película), y sentir como todo su olorcito se me impregnaba en el corazón primero y luego en mi cabellera.
Claramente cuando hablo del olor de mi amigo, o del olor de mi abuelo impregnado en su sobrino, no hablo de olores superpuestos de marcas comerciales, sino que del olor particular de esa persona. Y toda esta reflexión la comparto porque el sentir ese olor particular de " benghal" hoy en la mañana impregnado a mi piel, me hizo darme cuenta de que por mucho que disfrace los olores y cambié de perfume, siempre va a existir algún olor y alguna sensación asociada que me recuerde que alguna vez experimente dulces y bellos sentires. Y eso no hay cambio de aroma que lo cubra o maquille.