Ayer pedí día libre para hacerme pinchar el brazo, y dejar que me extrajeran seis frasquitos de sangre; ya que como lo que se hereda no se hurta, al parecer mi cuerpo y la azucar no se entienden nada bien, como en la mayoría de las mujeres de mi familia.
Como habían disturbios en Santiago y quedé algo débil, me vine a mi casa y me dediqué a bloggear un ratito, y luego de recorrer varios blogs que me gustan y el mío propio, llegué a las siguientes conclusiones respecto a porque me gusta cada vez más ser blogger:
Se me vino a la mente la época en que estando en cuarto medio le comenté a mi profe jefe que me interesaba periodismo, y ella espantada me preguntó por que. Yo le manifesté que me gustaba, porque me gustaba mucho escribir, y ella me dijo que para escribir no necesitaba ser periodista, y que mi otra opción no me iba a impedir escribir algún día si me lo proponía.
La encontré razonable, y elegí la otra alternativa; pero debo confesar que el vicio en que se me está convirtiendo escribir en este espacio, me ha hecho caer en cuenta que yo algún día soñé que la escritura fuese mi oficio,y cuando me siento tan feliz haciendo fotografía y escribiendo en este blog, no puedo sino percatarme que en mí habita una periodista atrofiada.
Me gustan las personas, me gusta acogerlas, escucharlas, abrazarlas, cuestionarlas, desnudarlas y amarlas. Si hubiese sido hombre, tal vez hubiese sido cura o predicador; y siendo mujer me dedicó a trabajar con los seres humanos que con o sin opción están en los márgenes de la sociedad.
Por eso, además de las maravillosas personas que golpean mi puerta y llegan a mi vida y a mi corazón diariamente, estoy aprendiendo a navegar en muchas otras almas que me hacen seguir creyendo y confiando en el ser humano Y eso aunque la vida diaria de nueve a siete me haga lidiar con “los otros”, los que viven el lado feo de la vida.